En Siam (la antigua Tailandia) las practicas médicas indígenas, incluido el masaje, se mezclaron con influencias chinas e indias y evolucionaron hacia una compleja tradición que engloba la terapia del cuerpo, la mente y las energías vitales.
Preservada durante mucho tiempo en los templos budistas, la sabiduría médica tailandesa fue transmitida de profesor a estudiante a través de la tradición oral y escrita, que dio como resultado una fascinante amalgama de mitologia, medicina y espiritualidad, viva aun hoy día.
Se considera un ejercicio de energías más que corporal. Sucede así porque el terapeuta no se guía por las estructuras anatómicas o por principios fisiológicos, sino que sigue una intrincada red de puntos sen (Sen significa camino).
Esta ancestral técnica se realiza con la persona vestida con ropa cómoda de algodón, tumbada sobre un futón en el suelo y entre cojines que garantizan su comodidad.
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